Pilar Modrego Delgado realiza el siguiente comentario:
En una de mis intervenciones en la Tertulia literaria en la que se analizaba “El Obispo Leproso” de Gabriel Miró, comenté que no me había gustado lo poco que conseguí leer del libro y que no me consideraba con fuerzas de terminarlo. Está claro que es uno de los muchos comentarios, y que afortunadamente no todos coinciden, ya que son mayoría a los que les ha gustado el libro. Se sugirió en la Tertulia que deberían argumentarse los motivos que nos llevan a decir “no me gusta” de un libro sin dar ninguna explicaciones, y como estoy de acuerdo con ello voy a intentar hacerlo. He comprobado como esto me obliga interiorizar y buscar los motivos que te llevan a que un texto te absorba por completo mientras otros no consiguen captar el interés por la historia que el autor trata de ofrecerte. En el caso que a mí se refiere en relación al “Obispo Leproso”, creo que su prosa, de gran belleza y sensibilidad, no consigue disipar lo extraño y lejano que me resulta lo que cuenta y el lenguaje que utiliza. Lo que sí ha sido provechoso para mí es descubrir al autor, Gabriel Miró y su obra. “Nuestro Padre San Damián” y “El Obispo Leproso” son obras según he podido saber que llevan consigo un cúmulo de sensaciones, cuyo centro es siempre el paisaje. Quizás un día tenga la tentación de descubrirlos más a fondo y cambie mi juicio sobre la obra de Gabriel Miró.
(Resumen del artículo de Vicente Ramos en CANALOBRE nº 50, año 2005)
HILOZOISMO doctrina según la cual la materia está en sí misma dotada de vida, sin que intervengan principios animadores extrínsecos. Hilé= materia; zoé= vida.
Emilio Orozco destacó en Miró “un amar la vida toda, la Naturaleza toda…para gozar y sentirse en todo…y sentir su fugacidad, su paso, su deshacerse y morir”. Habría un acercamiento a los estoicos, pero con diferencia, pues éstos toman como base lo racional para su concepción del hilozoismo, y para Miró es un proceso de amor universal. Miró, en su primer libro, La mujer de Ojeda, afirma: “era una contemplación su vida. Un amor inmenso por lo bello conmovía dulcemente su alma”. El mismo Cicerón contemplaba el universo como un todo viviente “dotado de alma y de razón”. Miró interpreta el alma del mundo como un élan vital (para BERSONG era fuerza o impulso vital. Produce la evolución y el desarrollo de los organismos. Para ESPINOZA sería un conatus o esfuerzo por perseverar en el ser, en la existencia) que unas veces se manifiesta como lex naturalis y, otras, como fatum (destino ,ananké, moira, fatalidad, oráculo ,hado). Miró admiraba a Séneca que afirmó: “¿Qué otra cosa es la naturaleza sino Dios y la razón divina inserta en todo el mundo y en cada una de sus partes?”. Vienen a nuestra mente las palabras de Spinoza: “Deus sive Natura”. Miró está influenciado por el neoplatonismo: Plotino, Fray Luís de Granada, Giordano Bruno, la Alemania romántica del grupo Sturm und Drang, digamos: Goethe, Schiller, Novalis, Heine…, “Algunos verán en la naturaleza la expresión sensible de lo infinito. La vocación del hombre es la identificación con el Uno y el Todo, con el infinito” ( José Mª Valverde, Génesis, estructura y crisis de la modernidad). Puede verse también a Schopenhauer y filosofía oriental: hinduismo y budismo. Hay un itinerario del Hombre que ama la Naturaleza: 1º miramos el paisaje, 2º sentimos el paisaje y 3º gozamos el paisaje. Se ha comparado el sigüencismo (Libro de Sigüenza) con la corriente filosófica del vitalismo filosófico ( Nietzsche, Splengler, Ortega y Gasset, Bergson…). Sigüenza, en Polop y ante la hoguera del Ponoch “quiere tener alas, corteza concha, garfa, trompa:; retorcerse desmenuzarse sentirse en todo, ser todo; desarrollarse como las plantas, correr en el agua, exhalarse en los sonidos y en los olores, resplandecer en la luz, encogerse bajo todas las formas, descender hasta el fondo de la materia, ser la materia”. Según Casalduero y Jorge Guillén, en Miró “materia y espíritu forman una unidad” .Esto supone la piedra angular, ontológica, del sigüenccismo como versión antropológica mironiana del clásico hilozoismo. Azorín lo expresó de esta forma: “Gabriel Miró; Gabriel Miró atento y meditativo; G. Miró, que es como una montaña, como un río, como un valle de la provincia de Alicante; G. Miró, elemento geográfico de esta tierra” (Azorín, Superrealismo, Madrid 1929, pg. 137). Afirma Miró en El libro de Sigüenza: “Sigüenza ha sido el íntimo testimonio y aun la medida y la palabra de muchas emociones de mi juventud”. No entiende la emociones como sucesos, sino como testimonio de emociones. Para Miró las emoción es una experiencia compleja: “la emoción del verano, de la tarde, de una festividad de una persona, desde el sentimiento afectivo, y depende de la sensibilidad y de la conciencia. No existe la emoción de algo sin conciencia de ello, y sin su adecuada expresión en palabras…(con la palabra adecuada hace partícipe de las emociones al lector), la emoción que quiere objetivar en palabras… La emoción no adquiere forma hasta que las palabras la completan.
Con este resumen se pretende acercarse al sigüencismo de Miró como próximo a la corriente filosófica de del vitalismo filosófico. Es una opinión, pero creemos que puede ser interesante para abrir un debate o corregir los errores que pudieran darse.
Pilar Modrego Delgado realiza el siguiente comentario:
ResponderEliminarEn una de mis intervenciones en la Tertulia literaria en la que se analizaba “El Obispo Leproso” de Gabriel Miró, comenté que no me había gustado lo poco que conseguí leer del libro y que no me consideraba con fuerzas de terminarlo.
Está claro que es uno de los muchos comentarios, y que afortunadamente no todos coinciden, ya que son mayoría a los que les ha gustado el libro.
Se sugirió en la Tertulia que deberían argumentarse los motivos que nos llevan a decir “no me gusta” de un libro sin dar ninguna explicaciones, y como estoy de acuerdo con ello voy a intentar hacerlo. He comprobado como esto me obliga interiorizar y buscar los motivos que te llevan a que un texto te absorba por completo mientras otros no consiguen captar el interés por la historia que el autor trata de ofrecerte.
En el caso que a mí se refiere en relación al “Obispo Leproso”, creo que su prosa, de gran belleza y sensibilidad, no consigue disipar lo extraño y lejano que me resulta lo que cuenta y el lenguaje que utiliza.
Lo que sí ha sido provechoso para mí es descubrir al autor, Gabriel Miró y su obra. “Nuestro Padre San Damián” y “El Obispo Leproso” son obras según he podido saber que llevan consigo un cúmulo de sensaciones, cuyo centro es siempre el paisaje. Quizás un día tenga la tentación de descubrirlos más a fondo y cambie mi juicio sobre la obra de Gabriel Miró.
Alicante, a 9 de Enero 2012
SOBRE EL HILOZOISMO DE GABRIEL MIRÓ.
ResponderEliminarPor Manuel Sánchez.
(Resumen del artículo de Vicente Ramos en CANALOBRE nº 50, año 2005)
HILOZOISMO doctrina según la cual la materia está en sí misma dotada de vida, sin que intervengan principios animadores extrínsecos. Hilé= materia; zoé= vida.
Emilio Orozco destacó en Miró “un amar la vida toda, la Naturaleza toda…para gozar y sentirse en todo…y sentir su fugacidad, su paso, su deshacerse y morir”.
Habría un acercamiento a los estoicos, pero con diferencia, pues éstos toman como base lo racional para su concepción del hilozoismo, y para Miró es un proceso de amor universal. Miró, en su primer libro, La mujer de Ojeda, afirma: “era una contemplación su vida. Un amor inmenso por lo bello conmovía dulcemente su alma”.
El mismo Cicerón contemplaba el universo como un todo viviente “dotado de alma y de razón”. Miró interpreta el alma del mundo como un élan vital (para BERSONG era fuerza o impulso vital. Produce la evolución y el desarrollo de los organismos. Para ESPINOZA sería un conatus o esfuerzo por perseverar en el ser, en la existencia) que unas veces se manifiesta como lex naturalis y, otras, como fatum (destino ,ananké, moira, fatalidad, oráculo ,hado).
Miró admiraba a Séneca que afirmó: “¿Qué otra cosa es la naturaleza sino Dios y la razón divina inserta en todo el mundo y en cada una de sus partes?”. Vienen a nuestra mente las palabras de Spinoza: “Deus sive Natura”.
Miró está influenciado por el neoplatonismo: Plotino, Fray Luís de Granada, Giordano Bruno, la Alemania romántica del grupo Sturm und Drang, digamos: Goethe, Schiller, Novalis, Heine…, “Algunos verán en la naturaleza la expresión sensible de lo infinito. La vocación del hombre es la identificación con el Uno y el Todo, con el infinito” ( José Mª Valverde, Génesis, estructura y crisis de la modernidad).
Puede verse también a Schopenhauer y filosofía oriental: hinduismo y budismo.
Hay un itinerario del Hombre que ama la Naturaleza: 1º miramos el paisaje, 2º sentimos el paisaje y 3º gozamos el paisaje.
Se ha comparado el sigüencismo (Libro de Sigüenza) con la corriente filosófica del vitalismo filosófico ( Nietzsche, Splengler, Ortega y Gasset, Bergson…). Sigüenza, en Polop y ante la hoguera del Ponoch “quiere tener alas, corteza concha, garfa, trompa:; retorcerse desmenuzarse sentirse en todo, ser todo; desarrollarse como las plantas, correr en el agua, exhalarse en los sonidos y en los olores, resplandecer en la luz, encogerse bajo todas las formas, descender hasta el fondo de la materia, ser la materia”.
Según Casalduero y Jorge Guillén, en Miró “materia y espíritu forman una unidad” .Esto supone la piedra angular, ontológica, del sigüenccismo como versión antropológica mironiana del clásico hilozoismo. Azorín lo expresó de esta forma: “Gabriel Miró; Gabriel Miró atento y meditativo; G. Miró, que es como una montaña, como un río, como un valle de la provincia de Alicante; G. Miró, elemento geográfico de esta tierra” (Azorín, Superrealismo, Madrid 1929, pg. 137).
Afirma Miró en El libro de Sigüenza: “Sigüenza ha sido el íntimo testimonio y aun la medida y la palabra de muchas emociones de mi juventud”. No entiende la emociones como sucesos, sino como testimonio de emociones.
Para Miró las emoción es una experiencia compleja: “la emoción del verano, de la tarde, de una festividad de una persona, desde el sentimiento afectivo, y depende de la sensibilidad y de la conciencia. No existe la emoción de algo sin conciencia de ello, y sin su adecuada expresión en palabras…(con la palabra adecuada hace partícipe de las emociones al lector), la emoción que quiere objetivar en palabras… La emoción no adquiere forma hasta que las palabras la completan.
Con este resumen se pretende acercarse al sigüencismo de Miró como próximo a la corriente filosófica de del vitalismo filosófico. Es una opinión, pero creemos que puede ser interesante para abrir un debate o corregir los errores que pudieran darse.