COSAS DE VIDA
La llave en el corazón.
El que se va sin ser echado,
vuelve sin ser llamado.
Más vale ser ignorante pero feliz
que sabio pero triste.
Quien sabe contestar sin ofender
a una burla, es inteligente, quien
sabe callarse a una burla, es aun más
inteligente.
No entendemos el valor de los momentos,
hasta que se han convertido en recuerdos.
El camino que va a los sueños es largo,
muy largo “no se recorre con los pies,
sino con el corazón”
Un hombre es lo que ha andado en su camino.
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga,
pero no te consideres obligado a llevársela.
Los que prefieren la sensatez y huyen de la locura,
son incapaces de sentir el amor verdadero.
No termas al enemigo que te ataca, sino
al falso amigo que te abraza.
Ya no te daré lo que me pidas,
te daré lo que mereces.
Sin riesgo no hay gloria, ni amor.
Af. 2012 Otoño.
Al oro se le prueba en el fuego,
a los hombres en la desventura.
Haz esto ante todo, amor mío,
aprende a estar contenta.
La demasiada felicidad vuelve
codiciosos a los hombres.
Ser siempre feliz y pasar la vida sin dolor
alguno que te muerda el alma es
desconocer la otra parte de las cosas
de la Naturaleza.
Si no te pierdes nunca, no encontrarás
caminos nuevos
Nadie es tan viejo que no le sea licito
esperar in día más, y un día más
es un peldaño de la vida . (Séneca)
Si por delante va el dinero, todos los caminos están abiertos-
Lo dijo Shakespeare.
No cojas ningún camino que no sepas a donde va.
Y por ultimo:
Quien mira demasiado las cosas ajenas no disfruta
de las propias. ¡Es su eterna envidia! La que refleja
en su siempre triste y serio rostro.
Fimiosky
Pensamientos cabales
21.09.2012.- Poesía recitada por nuetro compañero Rafael Torres:
"Canço de Matinada de Serrat"
12.06.2012.- Poesía de Antonio Fimia:
MI NO A LAS COSAS
No duermo siesta porque pierdo día.
No me acuesto temprano, pierdo horas.
No miro al suelo, arriba hay más espacios.
No espero pase la vida sin gozarla.
No miro a la mujer sino es para amarla.
No dejo de amar aunque esté en soledad.
No me cubro cuando cae la lluvia.
No dejo al amigo por atronar su voz.
No atiendo las voces del impaciente.
No minimizo al indigente, puedo serlo yo.
No ansié riquezas, trabajé para vivir.
No fui santo, si pecador mundano.
No dejé de crecer en el conocimiento.
No viviré pensando en otra vida.
No pienso en la muerte porque es cierta.
¡Y llegará!
22.05.2012.- Relato de J.A. León:
Oración
fúnebre.
¿Es
piedad lo que siento por ti o admiración?
Te
perdiste por causa de los tuyos. Fuiste héroe y víctima. Todo lo
diste a tus próximos. Primero atención y sacrificios. Al final, te
inmolaste en una muerte buscada, convencido de haber encontrado la
mejor solución a sus problemas.
Ni
siquiera tu despojo evocó su respeto. Estaban deseosos de olvidar y
que el paso del tiempo acallara sus conciencias.
¡Bicho
admirado! Ejemplo otra vez del que echa sobre sí toda la carga,
hasta quedar extenuado.
¡Pobre
Gregorio! Aunque figures en la lista de los santos profanos; aunque
tantos tratados hagiográficos se hayan hecho de ti, siento que tu
vida fue un error. Solo sirvió para dar pábulo al egoísmo se los
demás
14.04.2012.- Relato de A. Fimia:
REBASAR LOS 70
Ando ya pegando los últimos mordiscos al tiempo, a mi tiempo. Quizá, si fuera un creyente forofo esperaría ampliar ese tiempo en otra dimensión, ésa que pregonan las religiones a sus adictos.
Mi vida ha transcurrido como esos dientes de sierra en los gráficos que ponen los periódicos para dar idea de las subidas y bajadas en la bolsa. A los 70 ya venía de recorrer un largo camino, así que los que han seguido, —y espero que sigan—son una especie de regalo que te hace la vida.
Cuando has conseguido llegar, y dispones de una salud medianamente buena y mantienes la mente abierta a la vida y sus innovaciones, creo que es una gozada poder dejar a tus nietos memoria de tu paso por, y parte de la historia pueblerina en la tierra que te vio nacer. Pueblerina, sí, porque en los años cuarenta todas las capitales eran pueblerinas, solo el mítico Madrid sobresalía sobre las pequeñas capitales de provincias.
Las gentes, al menos en la España que nos helaba el corazón según Machado, morían en el mismo sitio de su nacimiento sin conocer otros lugares, se viajaba poco, creo que ni la palabra “turismo” existía. ¡Si no había dinero para comer bien y vestir medianamente decente! ¿Cómo se iba a viajar?
El tiempo es una cosa miserable, transcurre sin que nadie lo pare. La vida, mi vida ha pasado por todos los colores del Arco iris, desde el blanco impoluto, al gris oscuro y de ahí al negro rabioso. Pues que no todo mi tiempo lo pasé entre colores alegres. Estuve metido más de una vez en el negro, con dificultad pasé al gris y de ahí al verde esperanza, alternando con el rojo, mi color favorito, el color de la rosa.
En mis primeros años fui un niño feliz, creo, que como todos los de mi época, que aun pasando las familias dificultades y hambrunas, ello no nos impedía tener siempre ganas de jugar, cosa que hacíamos en plena calle sin miedo a ser arroyados por algún vehículo.
En Córdoba había cuatro coches, dos parejas de camiones y muchos carros y volquetes tirados por famélicos mulos y asnos llenos de mataduras, por mor de los crueles tratos que les daban los carreros y arrieros.
A pesar de los medios modernos, la tele, las lavadoras y el exceso de alimentos que se dilapida, mientras que gran parte de la humanidad pasa hambres: con aires acondicionados, viviendas cómodas y gracias a las tecnologías, eso de tener el mundo en tus manos con solo apretar un botón, te aparecen las noticias, malas o buenas, acaecidas cinco minutos antes, así como todos los conocimientos que existen en todo el orbe. Suelo recordar con añoranza aquella paz y tranquilidad que vivíamos, sin enterarnos casi, de lo que ocurría en el otro lado del mundo y si algún suceso era relevante, cuando llegaba a nosotros después de dos meses, venía tan deformado que nunca conocías la verdad absoluta.
Sí, quiero que estas batallitas sean escritas por todos los que acudimos a los balnearios a gastar los últimos retazos de vida, con buen humor y mejor disposición, para que nuestros nietos y los que les sigan, sepan y conozcan que nunca fue la vida como ahora transcurre y que hubo un tiempo más relajado, menos ajetreado y más sociable que el que actualmente vivimos.
Por favor meteros en la cabeza que sí, que somos mayores, pero no viejos.
A. Fimia (Abril 2007)
27.03.2012.- Poesía premiada de María Jesús Ortega:
SOMOS LAS SEMILLAS
Es la Sede de Alicante, crisol del conocimiento,
comenzamos nuevo curso, con alegría y aliento.
Entramos complacidos…, la Sede nos abraza,
nos escucha, entretiene, dándonos su evaluación.
Bajo su techo, vamos a llenar las lagunas,
que el tiempo, ese factor, a traición nos formó.
Gentiles profesores, de muy agradable trato,
nos ponen al corriente, ¡volvemos a estudiar!
Y nos llevan a Grecia, a Picasso, a Machado,
escuchamos a Verdi, ¡navegamos sin mar…! Y aquí,
bajo su bóveda, el intelecto quieto no vamos a dejar.
Cuando entramos al Templo de Ciencias, Artes, Letras…
que nos brinda la Sede de la Universidad ,
el bienestar inunda todos nuestros sentidos,
porque en ella encontramos, junto al conocimiento,
la paz y el crecimiento que nos transmite y da.
Sus aulas llevan nombres de seres prestigiosos,
que le otorgan su esencia, valor universal;
y este crisol, brillante, se irradia a nuestras almas,
que agitadas renacen, volviéndose a elevar.
Gracias daremos siempre, por la afable acogida,
que como madre amable, a todos, tú, nos das.
Seguiremos pisando este abonado suelo,
pues somos las semillas que fructificarán.
No tendremos la gloria de Machado o Hernández,
tampoco de Altamira, de Valera o Valor, mas,
al mirarnos en ellos, tendremos su destello,
que el trabajo constante y el tiempo, confirió.
27.03.2012.- Poesía premiada de Antonio Fimia:
AMANECERES
El véspero me trae esperanzas,
al cerrarse la noche llegan sueños,
sueños de ilusiones que se pierden
en el trajín de mis marañas;
marañas enredadas en mil deseos.
Antes de que raye el día
sufro metamorfosis, soy Eros:
con la Aurora ya soy mortal sufriente,
y cuando rompe el día muero de dolor,
remordiéndome, una vez más las entrañas.
Mientras vivo el día sufro aflicción.
Incontenidos deseos acuitan mis horas.
Tengo miedo a la llegada del lubrican,
hora del primer lucero que anunciará
una noche más de calvarios en mis sueños.
Alguna madrugada revivo un instante,
me transporta una nube en su recuerdo.
Corto placer, en segundos llega el desconsuelo
¿Por qué éste calvario constante?
¿Por qué mis angustias lacerantes?
Noches sin sueño, desesperados recuerdos.
Padezco anhelos que destrozan adentros,
Cada día hay mas daño dentro de mí.
¿Por qué el destino la puso en mi vereda?
¿Por qué en plácida noche la conocí?
SOÑAR, SOÑAR, SOÑAR…
No sé de qué especie son, ni de dónde vienen,
Pero celebran la primavera con sus múltiples cantos.
Además hoy, llueve a ratos.
Buen día para recogerme, y gozar con la lectura.
Mis ojos se van entornando, y caigo en un sopor profundo,
Que me lleva a soñar.
…Me lleva a soñar, que estás junto a mí.
Yo, maliciosa, provoco tu ternura.
Y tú, acaricias mis cabellos blancos.
Y mi cuerpo ya ajado, se estremece.
Mis manos, blancas y delicadas,
Y que tú habías amado tanto,
Rozan temblorosas tu cara triste
…e impenetrable.
Un gesto travieso se refleja en tu rostro,
Y susurras a mi oído,
Algunas palabras que no entiendo. Y sonrío.
Me acunas en tus brazos, y llorosa de alegría y placer,
Me siento viva.
Quiero seguir así, así…
Pero la primavera se impone,
Y el trino armonioso de los pájaros rompe mi letargo.
Reanudo de nuevo la lectura, y no me centro en ella;
Aún sigues en mí.
Y Con verdadero gozo, entorno de nuevo los ojos.
Elvira Pizano. Mayo 2010
08.03.2012 Relato de Antonio Fimia:
08.03.2012 Relato de Antonio Fimia:
CAE LA TARDE
El sol se pasea por entre el ramaje del alcornocal, arriba, los riscos son besados por perezosas nubes cargadas de intenciones, más que de agua. La primavera dejó los prados llenos de fresca yerba, que en las solanas empieza a amarillear.
La riqueza del agua brincando sobre las piedras a medio asomar, hace que en los remansos la verdina brille en ellas como esmeraldas.
El sendero que pisa el caminante es silente, se pierde por los entresijos del matorral, ¿A dónde irá?, se pregunta mientras va soñando en la luz del día motivado por la honda belleza del entorno, bajo sus pies siente el esponjado suelo regado por las primeras lluvias del Otoño. Sus ojos maravillánse viendo las últimas florecillas de la primavera.
Arriba, sobre el collado un pino solitario desafía los aires, que al pasar por entre sus agujas llevan al valle su olor resinoso, desparramándolo sobre el monte bajo. Las límpidas aguas, en las que se miran las adelfas, sonríen al ver sus ramas doblarse sobre ellas. Con gusto las besarían como a enamoradas impacientes.
El fecundo vientre de la madre Natura, en su día creó túrgidas lomas y enhiestos cerros, los que al caer la tarde resaltan sobre el horizonte; cuando el astro rey empieza a desaparecer lento y perezoso hay unos segundos en los que la enorme bola del sol parece no querer irse, iluminando con sus últimos rayos llenos de fulgurante brillo, el canchal.
A nuestro amigo, sentado sobre la hierba a la orilla del arroyo, le asoman ramalazos de un tiempo que se fue, una vez más rememora el brillo de sus ojos, la bella sonrisa y el perfume de la cálida mujer de enhiestos pechos, que el goce estéril endurece: sus desnudos hombros y espalda fueron besados por los soles dejándole la piel sonrosada. Añora su presencia, su voz suave, melodiosa, sus rizados y negros cabellos flotando al viento de la noche, de aquella noche lejana ya, cuando el oscuro manto misterioso arropó su primer amor, ahora perdido…
Él sabe, que cuando la noche sea oscura, el otillo cante y las brisas se enfríen, las estrellas enviarán sus rayos vivos de luz a las remansadas aguas del arroyo, en las que cabrillearan saltando de onda en onda, entonces sus dolorosos recuerdos serán apaciguados con los sueños…
Un día, los vientos del tiempo rugirán sobre las cumbres nevadas, enterrando bajo la fría capa helada la impaciencia del apasionado enamorado, enamorado de su Sierra, de sus recuerdos con aquella mujer. Ahora lejos de sus cañadas, regajos y veneros los recrea en su mente y, hasta percibe el fino olor del torvisco en flor. Son memoria de andares por fincas y lagares desde El Maromo hasta el Cerro del Trigo, testigo siempre del primer rayo de sol, el que laderas abajo se humedecen en el río más serio y hermoso de Sierra Morena, el Guadiato, que perfumado por las adelfas que engalanas sus orillas van aromando sus aguas antes de engrosar las del río Grande.
A.Fimia